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Si intentáramos hacer un listado de al menos diez atributos que mejor nos identifican como cubanos, seguramente encontraríamos, en primer lugar, la guayabera -que no usamos casi nunca-; el sombrero de yarey -ya olvidado-; el acento -que muchas veces modificamos al emigrar cuando lo mezclamos con los modismos locales-; la cerveza cubana -que cambiamos por la más vendida-; el arroz con frijoles -que evitamos por estar llevando una “dieta sana”-; en fin, casi todo lo que añadiéramos a la lista de “cubanidades” encontraría alguna que otra debilidad para la nominación.
Sin embargo, el cubano es muy bailador por naturaleza, por lo que nuestra música bailable sí que estaría inmóvil en la lista, pues es la que nos toca la fibra más recóndita de nuestra identidad cultural, emplea nuestros vocablos, refleja nuestros valores y nuestro sentido del humor, ya que nos hace reír y mover con nuestros propios ademanes. ¡Si de bailar se trata, entonces sí que nos ponemos la guayabera, encendemos un tabaco, hablamos en cubano, tomamos nuestra cerveza -fría o caliente- y hasta nos compramos un sombrero aunque no sea de yarey!
El baile es, sin dudas, uno de los atributos que mejor nos representa y nos distingue de otras culturas. Sería muy provechoso para todos los cubanos del mundo conocer más sobre sus orígenes, para así poder transmitirlo y mantenerlo al alcance de nuestros niños, ya que en definitiva es un patrimonio “familiar”, característico y propio de nuestro pueblo, que merece seguir trascendiendo generaciones de cubanos. A cambio, tendremos nosotros que llamarlo por su nombre: “Casino”, y no por otro nombre de moda sugerido por alguien ajeno.
Para contar la historia del Baile de Casino habría que tomar como punto de partida el tiempo en que la danza de salón comenzó a tomar auge en Cuba como parte de la formación del acervo cultural de la nueva nación, lo cual tuvo lugar en espacios de recreo llamados casinos, liceos, sociedades y cabildos. En ese sentido, el Baile de Casino que hoy conocemos pudo perfectamente haber adoptado también el nombre de “Baile de Liceo”, "Baile de Cabildo", "Baile de Salón" o “Baile Social”.
Siguiendo esta lógica, todos los bailes de salón cubanos surgidos desde el siglo XVII hasta los años 50 del XX son genéricamente bailes de casino, pero cuando hablamos de manera específica del “Baile de Casino”, nos estamos refiriendo al estilo de baile que se gestó en los años 50 en Cuba, como producto terminado de la evolución de todos los bailes de salón anteriores.
El nombre de Baile de Casino ha sido acreditado con carácter exclusivo a los casinos de la costa oeste de La Habana, específicamente al Casino Deportivo de la Calle Primera en el barrio de Miramar, en La Habana. Sin embargo, para poder entender la identidad coreográfica de este baile social e ir mas allá de lo que nos puede aportar un simple nombre, bien valdría la pena echar una ojeada a lo que sucedía en toda Cuba en esa época con respecto al baile social, no solo para entender el porqué del nombre sino la gestación del estilo de baile en sí.
“Casino” no es el nombre de un ritmo, sino la forma de bailar todas las versiones del complejo genérico del Son que se desarrollaron en Cuba en las décadas del 40 y del 50 del siglo XX, y cuyo disfrute tenía lugar en los eventos bailables de las sociedades de recreo arriba mencionadas.
Ahora bien, aunque en casi todas las ciudades y pueblos de Cuba existían sociedades de recreo, muchos bailadores del resto del país, hoy de la tercera edad, nunca fueron expresamente a bailar a un casino de La Habana. Su forma de bailar no se ajusta a la definición de Son rural ni era tampoco el Danzón matancero, sino que era algo más versátil y moderno, que cubría la amplia gama del Son como género, y ese algo lo convierte en un baile tan “de Casino” como el supuestamente surgido en La Habana.
En estas sociedades de recreo se estilaba bailar todos los géneros en forma de una rueda formada por varias parejas. Fue precisamente ese baile en rueda en los casinos y demás sociedades lo que les imprimió un nuevo molde o aspecto coreográfico especial a todos estos bailes; danzones, chachachás, sones y guarachas quedarían resumidos en uno solo, independientemente de que se bailara en rueda o en pareja individual.
El Casino no es más que ese estilo versátil de bailar el son urbano que resultó de la costumbre de bailar en rueda, y es por eso que en todo el país se generó de manera simultánea como un nuevo estilo de baile, que luego en La Habana sería bautizado como “Baile de Casino”.
Heredamos de nuestros abuelos la elegancia, el amor a la música y la pasión por el baile. Agradecimientos a Yoel Marrero y su Fundación Casino para todos.#musica #son #baile #nostalgia #tradicion #Cuba #cuballama CubaLlama
Posted by CubaLlama on Quinta, 24 de setembro de 2015
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